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Writer's pictureMarta Tiana

Escribir para lamerse las heridas

Enira (Ella/Él, 1995) es poeta, actor, transfeminista, genderfluid y neurodivergente. Escribe y hace arte desde pequeña. Empezó con el teatro en parvulario, como una extraescolar y luego se metió a estudiar teatro social. Hace poesía con el alma y generalmente, logra poner en palabras todo lo que siente. Evoca sus batallas con el sufrimiento psíquico sobre papel, y mientras remueve consciencias también reivindica. Le gustaría escribirse más poemas de amor a sí misma, porque cuando escribe sobre amor, dedica sus versos a otras personas.


Participó en el festival de inauguración de IDENTIDAD project, donde recitó algunas de sus piezas. Me ha revelado que podréis escuchar sus poemas en una colaboración con Zoe, pese a que es un proyecto que aún preparan. En esta entrevista charlamos sobre sus poemas y recitales, el arte queer y disca, la salud mental y de su próximo libro ‘Todo el mundo se llama Alba’.


Cuéntame un poco sobre el teatro social.

El teatro social es un tipo de teatro que nació en los años 60, en Brasil, de la mano de Augusto Boal y que intenta dar herramientas a las personas oprimidas para poder defenderse del sistema que las oprime.


¿Lo ligas con la poesía?

Sí. Una vez hicimos una obra de teatro sobre la gordofobia y la compañera protagonista leyó un poema suyo al final de la actuación. La verdad es que quedó fantástico.


¿De dónde nacen tus ganas de escribir poesía?

Me regalaron un ordenador de esos tochos de sobremesa cuando estaba en primaria, no sé si tenía siete u ocho años, y empecé a escribir tanto novela como poesía. Fui a una escuela super chula y a un instituto catastrófico. En la escuela chula nos dijeron que hiciéramos un poema porque lo estábamos estudiando. El primer poema que recuerdo fue sobre las personas veterinarias porque me gustan mucho los animalitos. Tenía seis años. Después con el ordenador de sobremesa empecé a escribir una especie de Spin Off de Harry Potter y sus personajes, donde había un ‘rollo-bollo’ muy hardcore entre las dos protagonistas. Yo era super peque y ya despuntaba ser parte de la comunidad. Ahí fue donde empecé a escribir.


Y de ahí hasta hoy, que tienes 27 años, nunca has parado de escribir.

Ha habido periodos donde no he escrito nada. A veces tal vez seguía un diario personal, a veces ni tan solo eso. Pero a raíz de conocer a una chica con la que las cosas después no fueron demasiado bien, empecé a re-conectar con escribir poesía. Me sale mucho escribir poemas de amor y desamor. Mi pareja actual también me ayudó mucho a escribir otra vez porque me dijo que se me daba muy bien y que por qué no nos escribíamos cosas el uno a la otra y luego nos las enseñábamos. Nuestra primera historia fue sobre mierda, porque me gusta mucho hablar sobre esto y me parece muy gracioso. Fue muy chulo porque es un tema que me motiva que te cagas, nunca mejor dicho.


En tu primera publicación en Instagram, escribes: “dejar de escribir poemas de amor a las otras y empezar a escribirmelos a mí misma”. ¿También te escribes poemas de amor a tí?

En realidad el último poema de amor que me escribí a mí misma fue el que habla sobre haber sido guapísima toda mi vida pero que me dijesen ‘fea’ y que yo me creyera las otras voces en lugar de la propia. Es difícil porque no me escribo poemas a mí misma desde el cuidado y desde el abrazarme. Normalmente son sobre mis movidas traumáticas y sobre salud mental, o poemas más reivindicativos y políticos. Pero sobre mirarme y quererme, la verdad es que no me escribo muchos.


Me gusta mucho la idea de escribir(te) para sanar. ¿Fue transformador escribir un poema de amor a tí misma?

Es muy bonito y mola verlo. De hecho, en el lugar donde vivía antes, tenía escrito en la pared un poema que hablaba un poco sobre esto… decía algo así como: “escrivivirme es dejar de evitarme para empezar a habitarme” y creo que necesito un recordatorio sobre ello. A las personas que nos socializan como mujer, lo seamos después o no, nos enfocan mucho a que el amor romántico nos ocupe mucho tiempo y espacio mental. No sé mucho sobre su discurso, pero Kate Millet decía que el amor era el opio de las mujeres. Mientras los hombres cis pueden tener otras aspiraciones, las personas socializadas como mujer y el resto de disidencias, no tantas.


En Instagram te defines como poeta transfeminista, genderfluid y neurodivergente. ¿Te influencia tu identidad de género, la neurodivergencia y los transfeminismos al momento de escribir poesía?

Creo que si no escribiese de estos temas no sabría de qué escribir. Cuando la pareja de mi padre me dice que no escribo poemas felices, me digo: “venga, va, voy a hacer un esfuerzo y voy a escribir algo feliz”. Pero se me hace muy complejo. A veces pienso que es político escribir desde el dolor, porque hay emociones como la rabia y la tristeza que están socialmente negativizadas. Pero a la vez, pienso que me gustaría escribir algo que sea bonito y ya está. Alegre y ya está. Pero no lo estoy y no me puedo forzar a escribir cosas que no siento. Por esto creo que los transfeminismos me han salvado la vida y me la continúan salvando. Ser neurodivergente y parte de la comunidad LGTBIQ+ es parte de mi vida y de mi identidad y escribo desde aquí.


O sea que escribes desde lo que sientes. ¿Te ha pasado alguna vez que no te salgan las palabras?

Sí. Sobre todo cuando estoy en momentos de crisis o cuando tengo algún brote me es mucho más difícil encontrar las palabras. A veces en los poemas que escribo, le pongo palabras a las cosas que me pasan días después que me hayan pasado. O cuando lo recuerdo y ya he procesado las emociones. A veces es un ‘pim-pam’ para sacarlo y sé ponerle palabras al momento, pero otras no.


Y cuando no te salen las palabras, ¿qué haces?

Depende de cómo esté, tomarme la medicación de rescate y dormir.


En tus poemas hablas de neurocapacitismo, abandono, culpa, traumas, autoestima… Eso sí, siempre con aviso de contenido (AC).

Sí. Los AC me parecen importantes porque no siempre estás con los ánimos de leer según qué o de remover según qué. Me gusta poder cuidar a la audiencia que tengo.


¿Qué dirías que nos puede ofrecer la poesía que la narrativa no llega? ¿Cómo defines tú la poesía?

No sé cómo definir la poesía porque en realidad también hay mucha narrativa que habla desde las emociones y que está escrita de una forma muy poética y te transporta a lugares muy chulos. A mí a veces, por la medicación o por las neurodivergencias en sí, me cuesta concentrarme en leer textos largos. Por esto tal vez la poesía y los cómics, cosas más visuales y más cortas que se puedan leer de una en una, me ayudan a no frustrarme tanto con el abandono de la lectura. Una novela tal vez implica mucha más concentración, y con los poemas, me puedo leer uno y procesarlo, o leer dos o tres y ya está. No estoy diciendo que no necesites estar concentrade para leer un poema, pero tal vez la cantidad de información, a mí personalmente, me cuesta menos de procesar. Entonces puedo leer más y no me siento tan inútil. Pero creo que las dos cosas son igual de guays.


“Si se fue en tus inviernos, no merece tus primaveras”, escribes en uno de tus poemas dedicado al abandono. ¿Podemos profundizar?

Creo, y también he visto por otres compañeres psiquiatrizades, que la gente no está acostumbrada a acompañar a personas con sufrimiento psíquico. Entiendo que nadie nos enseña a hacerlo, pero la tendencia de la gente neurotípica es a desaparecer cuando nos ve en el pozo y eso no nos ayuda en absoluto. El otro día leí en la guía de acompañamiento de personas con crisis que han hecho les compañeres de la Asociació Abilis que la diferencia entre tener una red afectiva y de cuidados y no tenerla, puede salvarte la vida o no. Puede hacer que vivas o no. Por esto es super importante tener una red afectiva sólida, tanto en momentos de crisis como en general. Pero las personas neurodivergentes normalmente no tenemos esta red. A las personas que tenemos diagnosticados trastornos de la personalidad, como decía une compañere, la peña nos ve como muñecas de porcelana o como bombas y no hay término medio.


E imagino que el estigma que recae sobre las personas que padecen por su salud mental, también afecta. Cuando hablas de estos temas, ¿consideras que haces artivismo?

Quiero hacer un apunte: no padecemos por nuestra salud mental, padecemos por un sistema tránsfobo, capacitista, racista, gordófobo, misógino… que nos violenta y deteriora nuestra salud mental. En cuanto al artivismo… nunca lo había pensado así, pero sí que hago activismo a través del arte. Así que si esto es artivismo, entonces es posible que lo haga.


En el recital que hiciste en el festival de IDENTIDAD te maquillaste representando, entiendo, la fluidez del género: media cara barbuda y la otra, pestañuda.

Esta es mi oportunidad para explicar algo divertido en la entrevista. No estaba representando la fluidez del género. Me rallé mucho porque no quería dar el mensaje que esto es ser genderfluid: mitad y mitad. No quería dar esta impresión y pregunté a diversas personas de mi entorno porque me sabía mal enviar este mensaje. Pero me va genial que me lo digas, porque veo que sí, entonces seguiré cambiando cosas de mi maquillaje y de mi puesta en escena. Realmente esto salió porque yo me estaba maquillando con l’Aldarull, que es el colectivo LGTBIQ+ de Manresa, y como se me dan fatal las simetrías, no me salía bien el rabillo del eyeliner del ojo izquierdo. Y entonces dije: “pues mira, haré la mitad de la cara Drag Queen y la otra Drag King”. En realidad, al ser una persona no binaria y como existen las Afab Queens, creo que al final todo el mundo puede hacer el tipo de Drag que le guste y sienta. Entonces decidí hacer las dos cosas. Como me gustó mucho el resultado, lo he repetido en varios recitales. Luego estuve en La Raposa e hice los ojos sin eyeliner para no complicarme la vida, pero con sombras de ojos y la mitad de abajo de la cara, con barba. También me gustó.


¿Es importante la puesta en escena cuando recitas poemas en público?

Me parece importante la actitud. Si después vas maquillade o no, utilizas herramientas más performáticas, o vas con ropa más relacionada con las artes escénicas, ya que escoja la persona que se sube en el escenario. Siempre que tenga una actitud potente, y que transmita lo que hace, ya me parece chulo. También las personas que suben al escenario nerviosas, es genial que si pueden, lo hagan igualmente. He visto a gente como Irene X, que estuvo recitando subida en una mesa super familiar y campechana, y fue fantástico. Luego he visto a Txus García, que también es fantástica, montarse una súper performance con Drag, Striptease y un montón de cosas que le dieron mucha vida al recital. Así que creo que las dos cosas están súper bien, porque lo que tenían en común es que recitaban desde el estómago y eso fue lo que hizo sus performances geniales.


Hay una diferencia abismal entre escribir en la intimidad y decidir exponerte encima de un escenario compartiendo lo que has escrito. ¿Te ha sido complicado alguna vez leer según qué delante de un público?

Sí. Hay días que digo: “uy esto no lo leo”. O que me pongo súper nervioso porque no sé cómo reaccionará la gente. Pero nunca me he encontrado con reacciones negativas. Una vez estuve en un lugar de Barcelona en el que la presentadora no entendió que existía el neurocapacitismo y estuvo haciendo bromas súper fuera de lugar. Pero este ha sido el único momento en que me ha pasado algo malo después o durante un recital. La gente siempre está súper agradecida y cuando estoy a punto de no presentarme al show, que me pasa bastante seguido, pienso que después la gente lo agradece y se emociona, y me proponen, si los quiero, abrazos. Esto me sienta super bien, que a las personas les llegue lo que escribo, y el poder acompañar a alguien con su dolor o lo que sea que esté transitando.


¿Cuáles son tus referentes? Has mencionado a Irene X y a Txus García.

Supongo que muchas personas sáficas también dirían a Elvira Sastre, que es una tía que le escribe poemas a otras tías. Aunque tengamos alguna diferencia a nivel político, me parece fantástico que nos haya abierto camino a tantas personas que nos gustan las tías habiendo sido socializadas como tías. En esta línia también me encantan Maria Mercè Marçal y Renée Vivien. Hace poco descubrí a Roberta Marrero y es una tía super guay y cañera que habla sobre ser trans, el abandono, la salud mental, trabajo sexual, sus referentes… es maravillosa. También Susy Shock y Princesa Inca. Luego está Olza, que es una persona chulísima y pude compartir escenario con ella hace poco y fue un sueño.


¿En qué escenario has disfrutado más performando hasta ahora?

Cada escenario es chulo por alguna cosa. Creo que no tengo ninguno favorito, sino que de cada uno me llevo cosas distintas. También de cada persona que se me acerca o que veo desde el escenario. Compañeres con les que performo… Me llevo cosas bonitas de todo.


Ahora trabajas en tu próximo libro “Todo el mundo se llama Alba”. ¿Qué nos puedes contar de él?

Tenía ganas de contar esto y ahora veo el momento. El título lo escogí por una broma. Estaba en una época de la vida en la que aún no había entendido qué eran las no-monogamias éticas y estaba conociendo a muchísima gente, tanto tías cis como gente no binaria, que se llamaba Alba. Entonces un día le dije a una de estas personas que se llama Alba que si alguna vez escribía un libro lo titularía “Todo el mundo se llama Alba”, porque había mucha gente que se llamaba así. Y así fue el nacimiento del nombre de mi libro. Después hablé con un compañero que me dijo que pusiese un aviso, porque la gente va a ver el libro y se va a pensar que el libro es de cachondeo y luego va a abrirlo y se va a tirar cuatro años llorando. Entonces creo que le agregaré un subtítulo explicativo para que la gente sepa que no trata de humor, porque creo que habla de todo menos de humor.


¿Qué representa para tí poderlo publicar?

Por un lado muchísima ilusión, porque es como darle un besito en la frente a mi niña pequeña escribiendo delante del ordenador de sobremesa. En realidad de peque yo quería ser escritora. ¿Sabes cuando Anier dijo "esto es venganza para el que dijo esta niña fracasa"? Pues un poco así. Pero por otro lado me da mucho miedo porque tengo mucho el síndrome de la impostora. De momento en Instagram tengo pocos seguidores, y todes son super amables y gente politizada. No es que vaya a vender mi libro en lugares muy expuestos, pero siempre te expone más porque no sé en manos de quién acabará este libro. Siempre hay trolls en internet, pero de momento con esta cuenta aún no me los he topado. Me da un poco de miedo lo que se pueda decir, al final estoy ahí exponiendo mis tripas y no sería agradable que alguien se lo tomase como un sitio por el que pasearse. También me da miedo que no sea lo suficientemente bueno. Aunque después me pregunto: ¿qué es ser suficientemente bueno? Me asaltan dudas: ¿Soy suficientemente bueno para publicar un libro? ¿Me lo merezco de verdad?


¿Cómo luchas contra el síndrome de la impostora? Creo que muchas personas que formamos parte del colectivo LGBTIQ+ y que hacemos arte, alguna vez nos hemos topado con él.

En realidad, por mucho que hagamos trabajo con nosotres mismes, es muy complicado quererse a une misme cuando hay un sistema que te está recordando cada día que no eres válide.


Para acabar, ¿qué consejo darías a personas queer y neurodivergentes que sueñan con ser poetas?

Que lo hagan. Se ha elitizado y ha habido toda una movida de clase con la poesía. A mí me ha pasado, recuerdo que hace años yo compartía piso con un señoro. Para aquél entonces a mí me gustaba Marwán, que es un machi, pero todes hemos leído cosas no muy políticamente correctas. En realidad muchas bolleras y bisexuales han leído a Marwán en algún momento de sus vidas, así que no me escondo. Ese señoro decía que Marwán no rimaba y que eso no era poesía: que qué estaba pasando con la poesía, que qué estaba pasando con ‘los grandes’. Y era como: perdón, pero Marwán será un machi pero es un grande. Además con este trasfondo racista, porque al final Marwán es una persona racializada. Yo creo que da igual si rima o no rima, da igual si cumple la métrica o no. Mis poemas no riman, y no cumplen con nada. En realidad, tiene que salirte de dentro. Yo prefiero mil veces que a una persona le salga de dentro un poema, que no que le haya quedado perfecto a nivel estilístico. Aunque valoro mucho la rima, porque cuando escucho a una rapera que rima todo el rato, me flipa. Pero le diría a la personita que lo haga. Que lo comparta o no, esto ya dependerá de elle y de lo que se quiera exponer y hacer con la poesía. Pero que escriba.


Porque escribir, sana.

Puede ser una herramienta más, en realidad.


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