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Writer's pictureMarta Tiana

Ciberfeminismo en una sociedad ciber-sexista

Internet es una identidad política debido a que fue (y está siendo) construido -como las demás tecnologías- por las personas. Esta tecnología no se entrena para ser tolerante, sino para ser el reflejo de las personas usuarias: internet es sexista porque las personas y el mundo en el que vivimos es sexista.

Miles de mujeres reciben al día enormes cantidades de insultos y acosos a través de plataformas digitales; la pornografía sexista, racista y denigrate está a la orden del día y es, a veces, más accesible que libros académicos on-line; la visibilización de las mujeres en el espacio cibernético es minoritario comparado con la de los hombres, quienes obtienen mayor reconocimiento en todas las plataformas de internet; los estereotipos de género -en especial aquellos que hacen referencia a atributos físicos de las mujeres y en plataformas como Instagram y Facebook- son promovidos a diario, afectando a la percepción de la propia imagen de la mujer; los sistemas de inteligencia artificial actuales están hechos por y para hombres heterosexuales, creando espacios en los que las personas del colectivo LGBTI+ y las mujeres no están representadxs en absoluto... Todo esto sucede porque en realidad son las personas usuarias aquellas que crean, comparten, editan y publican el contenido en las plataformas digitales.


Las personas jóvenes LGBTIQ+ tienen el doble de probabilidades de ser acosadas mediante internet y mensajes de texto

Un ejemplo de cómo funciona el Internet basado en sus usuarixs es Tay. @TayTweets fue un bot de inteligencia artificial creado por Microsoft Corporation via Twitter en 2016. Este personaje 'tuiteaba' en función a lo que lxs usuarixs interactuasen con ella: Tay aprendería de sus seguidorxs y publicaría contenido directamente relacionado con las interacciones que ésta tuviese con demás usuarixs. Microsoft decidió cerrar la cuenta a las 16 horas de su funcionamiento debido a que Tay estaba causando controversia: empezó a compartir mensajes basados en el discurso del odio debido a que era eso lo que estaba aprendiendo de sus seguidorxs; los mensajes de Tay estaban cargados de contenidos sexistas y racistas. EL caso de Tay Tweets explica cómo el Internet es, en su base, construido a través de sus usuarixs, mismxs que publican, comparten y 'linean' contenidos que reflejan el mundo sexista en el que vivimos.



La lección que TayTweets nos enseñó es que necesitamos hacer de Internet un lugar feminista y no-racista en el que se replanteen las relaciones sociales en esta sociedad tejida en red.

Cabe convertir Internet en un espacio feminista convirtiéndonos, en primer lugar, en sociedades feministas puesto que internet somos todxs nosotrxs. Aunque parezca imposible debido al gran control de la industria por parte de monopolios como Google o las plataformas de las redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram y debido a que vivimos en un mundo machista en donde estos discursos basados en el odio rigen los debates actuales, cabe juntarnos en la acción y cambiar el rumbo que Internet está tomando para asegurar un espacio seguro para todas las personas, donde las minorías no son invisibilizadas y, sobre todo, un lugar que promueve los valores de la igualdad y el respeto.

Debido a esta búsqueda de alternativas 'habitar' este ciberespacio en red -y meramente sobre la base del feminismo en red- nace el ciberfeminismo a principios de los 90's, término acogido por primera vez por la filósofa y escritora Said Plant y el grupo de artistas australianas VNS Matrix simultáneamente.

Lo que el ciberfeminismo propone es, básicamente, el cierre metafísico de las identidades sexualizadas para la apertura a otras posibilidades de identidad de género -tal y como propone la teoría Queer de Judith Butler-, y el empleo de las nuevas tecnologías como herramientas de la liberación de las mujeres. Como bien sabemos, el Internet es un espacio con infinitas posibilidades de uso, hecho que no solo abre la puerta al discurso sexista y racista, sino que también se las abre a disidencias de género y a las mujeres como una potente herramienta para un discurso que logrará alcanzar a una cantidad mayor de personas que lo que hacían los medios convencionales, donde la hiperfragmentación de posibilidades de discurso puede ser tomada como una ventaja de apertura a la visión de la sociedad como es el realidad: diversa.

Otro de los temas que propone el ciberfeminismo -y con el que se relaciona de forma directa con la teoría queer ya mencionada- es la aparición de los cyborgs como figuras que deconstruyen las eminencias tradicionales con la posibilidad de emanciparse; la figura de los cyborgs como la desaparición de los sexos privilegiando componentes de lxs seres humanxs que no son meramente sexuales. Aunque puede sonar a ciencia ficción, gracias a la aparición de lxs cyborgs se ha empezado a cuestionar la manera en la que se entiende y discute el género dentro del análisis académico contemporáneo. De hecho, la mayoría de las publicaciones recientes sobre lxs cyborg se han centrado directamente en su aplicabilidad a las cuestiones de género, incluidos Springer's Electronic Eros (1996), Balsamo's Technologies of the Gendered Body (1996) y varias colecciones de artículos que vinculan al cyborg con preocupaciones feministas, como Cybersexualities: A Reader on Feminist Theory, Cyborgs and Cyberspace (ed. Jenny Wolmark, 1999) y The Gendered Cyborg (ed. Gill Kirkup et al, 1999).



La construcción de la identidad de género, es decir, la identidad que recoge los imperativos sobre el ser hombre o mujer, es un proceso complejo que involucra factores biológicos, sociales, culturales y psicológicos. Donna Haraway fue la primera persona en identificar a las mujeres como cyborgs en su 'Manifiesto': para ella lxs cyborgs han servido como una metáfora para cuestionar los discursos clave dentro del discurso feminista contemporáneo, inspirando un debate renovado sobre la subjetividad femenina e influyendo en una reevaluación de la relación de las mujeres con la tecnología.


Balsamo: "el cyborg proporciona un marco para estudiar la identidad de género, ya que está tecnológicamente diseñado simultáneamente a partir de los cuerpos materiales y las ficciones culturales"

Seamos consideradas cyborgs o no lo seamos, lo importante a rescatar es que las construcciones del género que se nos asigna al nacer son basadas en una serie de ideologías culturales que terminarán por coercionarnos: debido a que el sistema que nos rige es heteropatriarcal y está basado en la supremacía blanca y en un mundo donde tejemos redes cibernéticas de manera constante, los discursos machistas y racistas dominan las plataformas internáuticas; mismas que al final, reflejan la manera en que nuestra sociedad está construida y las que debemos cuestionar, debatir y cambiar de manera radical, haciendo de las nuevas tecnologías espacios seguros sobre la base del respeto que sirvan a colectivos socialmente oprimidos como herramientas de liberación y empoderamiento.


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